Palabra: verdad y mentira
La palabra es libertad, la palabra
sana, la palabra establece puentes entre las personas, los pueblos.
La palabra es mentira, la palabra es
disfraz, la palabra es arma, la palabra hiere.
Me resulta curioso que una idea, un
hecho al presentarse en un soporte escrito, se revista de un aura de
verdad. “Lo he leído en el periódico”, “está publicado en la
red”. ¿Y qué?
A menudo, leo afirmaciones totalmente
falsas, hace unos minutos leí un artículo que expresa la esencia
contraria de quien lo ha escrito y que constituye una coartada de
buena voluntad, para ocultar instintos dañinos y violentos.
Los políticos usan la palabra para
manipular, los medios para influenciar en el sentido que convienen a
los intereses de sus propietarios. Está escrito, sin embargo no es
la verdad.
Hablamos de políticos, de mercados, de
empresas, todo ello anónimo e indefinido.
Bajemos de esas esferas casi virtuales
y quedémonos en un entorno cercano. ¿Quién no conoce a un
manipulador sobresaliente, quién no sabe de alguien en concreto que
alardea de lo que no es, quién no se indigna de ver triunfar a un
lobo sanguinario en el papel de un hombre carismático y encantador?
A menudo, las noticias sobre mujeres, niños, ancianos maltratados
nos revelan ese tipo de hombres que poseen una pasmosa habilidad para
aparentar lo opuesto a lo que son en realidad. Son verdaderos
prestidigitadores de la verdad, sus chisteras están llenas de dolor,
de violencia, de amenazas y de mentiras, sin embargo sacan de ellas
ramos de flores multicolores y conejitos mimosos.
Leemos y nos creemos que la palabra es
verdad, cuando es sólo una herramienta, que ayuda, alivia, enriquece
pero también se puede convertir en una espada escondida, como en
aquellos bastones de empuñadura de exquisita plata repujada que
esconden una punta mortífera.
Todos los libros no son buenos, todos
los artículos no son veraces, todas las ideas no son respetables,
todas las conductas no son admisibles. No es oro todo lo que reluce,
o lo es para quienes optan por una ceguera moral voluntaria.
Morgane, abril 2012

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