Las hormiguitas
A Alejandro le gustan los insectos. Desde hace más de veinte años, colecciona toda clase de ilustraciones, dibujos y fotos que tratan de odonatos, ortópteros, lepidópteros, dípteros, hemípteros, coleópteros y himenópteros, sus predilectos. Sospecho que estos nombres le suenan a la gran
mayoría de la gente, a chino mandarín. Alejandro le aclararía a cualquiera y sin la menor duda, que
las maravillosas mariposas forman parte de los lepidópteros; cada año aplaude delante del televisor,
el fantástico espectáculo de cientos de miles de grandes mariposas monarca revoloteando juntas.
Pidió que le llevaran a verlas, allá donde esos altos árboles. Su padre le explicó que estaban muy lejos en un país que se llama México y que no era posible ir; le regaló un poster genial con enormes racimos de mariposas y lo pegó en la puerta del dormitorio. Con igual conocimiento, Alex se reiría mucho si alguien afirmara que son insectos una araña, un escorpio o un ciempiés; burdo error pues los artrópodos, como es bien sabido, tienen más de tres pares de patas.
Pidió que le llevaran a verlas, allá donde esos altos árboles. Su padre le explicó que estaban muy lejos en un país que se llama México y que no era posible ir; le regaló un poster genial con enormes racimos de mariposas y lo pegó en la puerta del dormitorio. Con igual conocimiento, Alex se reiría mucho si alguien afirmara que son insectos una araña, un escorpio o un ciempiés; burdo error pues los artrópodos, como es bien sabido, tienen más de tres pares de patas.
Nadie se atreve a pisar una hormiga, menos aún a aplastar una molesta mosca en presencia deA lejandro. ¿He calificado la mosca de molesta? Ya está Alex recriminándome: “¡No entiendes nada, las moscas son fabulosas!” Usa los superlativos con suma destreza, la misma con la que me deja
K.O.: “Ya quisieras tú ver como ellas, muchas veces”.
Alejandro se entretuvo ayer un largo rato observando a una avispa que se posó en el cristal de la ventana. Desde el interior, Alex pegó su cara al cristal, muy cerquita de ella y ambos quedaron
inmóviles mientras su madre freía las croquetas. Luego comiendo, le explicó que la avispa no se fue
porque sabe que él, es su amigo y la emérita cocinera también sabe que es la pura verdad.
La mamá de Alejandro, a quien le van pesando los años, nunca se queja. Cuando todos se hayan acostado, volverá a la cocina a barrer las miguitas de pan que quedan en el suelo. Un día más,
resistirá a la terrible tentación de pulverizar el “FLIZZ” que tiene escondido en el escobero, aquel
que acaba con “los bichos que hacen BZZZ y los que hacen CRZZZ”. Sobre todo porque no es
necesario matar los inofensivos animalitos. Está convencida que nadie entendería que las hormigas
jamás atentan contra su despensa; se limitan estrictamente a llevarse las mijitas de pan que les
proporciona su hijo con tanto cariño como paciencia.
¿Se acepta escarabajo como animal de compañía?
*(En Francia los niños le cantan a las mariquitas, antes de soltarlas: Mariquita, mariquita ve y dile a Diosito que mañana haga buen tiempo.)
Antoinette Marmolejo, noviembre 2011
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