domingo, 3 de febrero de 2013



El hombre natural


Rousseau consideraba el hombre como inicialmente puro, afirmaba que en el estado natural, los hombres son libres, iguales y buenos. La interrelación con los demás (la sociedad), según el filósofo, es lo que los corrompe.

Sin embargo, entiendo que lo natural no siempre se basa en virtudes y que la consciencia del otro, la relación con sus semejantes, son el motivo de cualidades esenciales para la convivencia: la generosidad, la compasión, la ternura, la búsqueda de un bien común.

Cuales sean sus circunstancias, el ser humano puede encontrar la oportunidad para ejercer su capacidad de decidir, para optar por un comportamiento basado en el egoïsmo, la mentira, la manipulación o por lo contrario, elegir la humildad, la bondad y la alegría. Quien piensa que el hombre es malo en su esencia, es porque esa convicción corresponde al camino que él mismo ha elegido; quien sigue confíando, a pesar de los desengaños y las decepciones, quien afirma que los demás pueden ofrecer amor, comprensión y coraje, se basa en su propia elección de vida.

Reza el dicho que el ladrón cree que todos son de su condición; en este caso estoy convencida de que es cierto.

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